El día de su boda Lydia se dio cuenta de que algo iba mal. Había aceptado la repentina proposición de Jake sin pararse a pensar que nunca le había oído decir aquellas palabras que tanto anhelaba: necesitaba oírle decir que la quería. Sin embargo, lo que hizo fue devolverle la libertad...
Un año más tarde se lo volvió a encontrar en una boda, pero esta vez él era el padrino y ella, la dama de honor. ¿Cómo iba a soportar estar en el altar con el hombre al que amaba siendo la dama de honor en lugar de la novia?